jueves, 21 de septiembre de 2017

LA CANTINERA


Todos somos hijos de la luz y el amor; existimos por la  unidad, toda historia tiene una identidad
 Venimos de las semillas del creador y la gloria; los recuerdos de almas viejas  están en la memoria
La cantinera una  bella mujer, cuando la conozcas la vas a querer
En esta vida no despertó, pero del Infinito indirectamente nunca se apartó.

Valentina, hermosa por naturaleza, los sufrimientos  desde niña escondieron de tu espíritu la belleza
Salió muy joven de su hogar, porque no la supieron amar, solo tuvo  un duro maltratar
El único trabajo que consiguió fue en una cantina; bienvenida a la nueva vida Valentina
Servía tequilas, ron, aguardiente; atendía muy formal a cada cliente.

Cuando  trataban de propasarse con ella, se defendía como una fiera, les daba con un pico de botella
En las mañanas se iba a la plaza de mercado; todos en el pueblo la miraban mal como si hubiera pecado
Compraba ropas y alimentos;  las llevaba a los niños y niñas más necesitados  y hambrientos
Ellos la amaban con el corazón, le decían la bella cantinera de la compasión.

Cierta noche llegó un marinero  al bar, le dijo, un tequila por favor, bella dama del amar
Ella se sintió muy feliz por el trato que le brindó el hombre; Valentina, se  acercó pero nunca le pregunto su nombre
Sus palabras corteses la enamoraron, después de unos tragos se besaron
De los adultos, Valentina nunca había recibido cariños; solo de los tiernos niños.

Esa madrugada le entregó al hombre su  pureza, para ella fue la mejor  belleza
Al siguiente día  Valentina despertó; de su cama el hombre desapareció
Había un papel escrito, ella lo tomó y después de leerlo gritó
Decía la carta, soy un hombre casado, contigo solo he jugado.
Me llevé tu virtud, mala mujer de actitud
Caíste como una más de las cualquieras, siempre supe que lo eras
Adiós mujer de la vida alegre, en esta navidad me gané tu lindo pesebre
Ella lloró y en pedazos la carta arrancó.

En una habitación se encerró; con 10 botellas de tequilas, tristemente se embriagó
De tanto alcohol no resistió su cuerpo, Valentina, había muerto
Los patrones  se dieron cuenta, asustados la llevaron y  tiraron su cuerpo a las afueras del pueblo, en una cuenca
La gente pasaba y se percinaban;  luego abrían su lengua y aun muerta la condenaban.

Los niños de la calle se dieron cuenta de su muerte, lloraron  amargamente
Entre ellos cargaron su cuerpo, abrieron un hueco, delicadamente la sepultaron en poco tiempo
Adornaron su sepulcro con flores del campo; le rezaron,  luego entonaron un largo y lindo canto
Todos los días te iban a visitar, a Valentina los niños la supieron amar

Hermosa cantinera, la tristeza no te llevó a conocer la nueva era
Sufriste  en esta vida, tu esencia nunca se olvida
Te juzgaron, pero los inocentes te amaron
Gracias Dios, porque no haces excepciones de personas; eres Luz para todas  las infinitas zonas.
Bendiciones,
Yider Elder Araque Cerón

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